SUSURROS DEL EVANGELIO

SUSURROS DEL EVANGELIO

Miércoles, 01 octubre

En Lucas 9, 57-62, Jesús nos presenta un llamado exigente y claro: seguirlo sin condiciones ni excusas. Aquel que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno del Reino de Dios. No se trata de un rechazo a los afectos humanos, sino de una invitación a poner a Dios en el centro, por encima de todo. Jesús no promete comodidad, ni seguridad terrenal, sino una vida plena en entrega, verdad y amor. Nos confronta con una decisión valiente: dejar atrás lo que nos ata, incluso lo bueno, para abrazar lo eterno.

Martes, 30 septiembre

Cuando Jesús decidió ir a Jerusalén, sabía que caminaba hacia el sacrificio, y aun así avanzó con firmeza, con el rostro decidido. A pesar del rechazo de los samaritanos, no permitió que el rechazo provocara odio ni venganza. Esta escena nos revela un amor que no se detiene ante el dolor ni se contamina con la ofensa. Jesús no vino a destruir, sino a salvar. ¿Y tú? ¿Cómo respondes cuando no te reciben, cuando te hieren o no te entienden? Este pasaje nos invita a mirar a los demás —incluso a quienes nos rechazan— con los ojos del amor y la misericordia, dejando que sea el corazón, y no el orgullo, quien guíe nuestros pasos.

Lunes, 29 Septiembre

En Juan 1, 47-51, Jesús ve a Natanael bajo la higuera, un lugar de introspección y búsqueda personal. No es casualidad que Jesús lo llame “un verdadero israelita, en quien no hay engaño”. Este encuentro revela el poder de un Dios que conoce lo más profundo de nuestro corazón, que ve nuestras luchas, anhelos y sinceridad, incluso cuando nadie más lo hace. La mirada de Jesús no juzga, sino que invita a Natanael a descubrir una verdad mayor: el cielo abierto y los ángeles ascendiendo y descendiendo sobre el Hijo del Hombre. Es un llamado a dejar la soledad de la higuera y entrar en una relación viva con Aquel que es el puente entre lo humano y lo divino.

Domingo, 28 Septiembre

La parábola del rico y el pobre Lázaro es una de las más impactantes del Evangelio. Jesús nos pone frente a una realidad cruda: un hombre con lujos, banquetes y comodidad… y otro, cubierto de llagas, olvidado en la puerta, deseando las migajas que caen de la mesa. No hubo odio, ni maltrato directo, pero sí algo peor: indiferencia. El pecado del rico fue no ver. No ver al necesitado, no escuchar el clamor silencioso del que sufría tan cerca. Jesús nos recuerda que el amor cristiano no se mide solo por lo que hacemos, sino también por lo que dejamos de hacer cuando decidimos cerrar los ojos y el corazón.

Sábado, 27 Septiembre

En Lucas 9, 7-9 vemos a Herodes turbado por la fama de Jesús. Escucha hablar de milagros, sanaciones, predicación poderosa… y no puede quedarse indiferente. Se pregunta quién es ese del que todos hablan. Algo dentro de él se mueve, se incomoda. El Evangelio tiene esa fuerza: remueve corazones, cuestiona conciencias, despierta curiosidad, incluso temor. Herodes representa a muchos que, al enfrentarse con la verdad de Cristo, sienten ese llamado interior… pero no siempre se atreven a responder. Aun así, Jesús sigue siendo una presencia que no se puede ignorar.

Viernes, 26 Septiembre

En el silencio de la oración, Jesús mira a sus discípulos y les hace una pregunta que no busca información, sino transformación: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Pero más allá de lo que otros opinan, Él va directo al corazón: “¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?” Esta pregunta no ha perdido fuerza ni actualidad. Es un llamado personal a reconocer a Cristo no sólo como figura histórica, sino como el Mesías vivo que camina con nosotros. Pedro, impulsado por la fe, responde con valentía: “Tú eres el Mesías de Dios”. Y así, Jesús revela lo que significa verdaderamente seguirlo: cargar con la cruz del amor, del servicio y del sacrificio.

Jueves, 25 Septiembre

En Lucas 9, 7-9 vemos a Herodes turbado por la fama de Jesús. Escucha hablar de milagros, sanaciones, predicación poderosa… y no puede quedarse indiferente. Se pregunta quién es ese del que todos hablan. Algo dentro de él se mueve, se incomoda. El Evangelio tiene esa fuerza: remueve corazones, cuestiona conciencias, despierta curiosidad, incluso temor. Herodes representa a muchos que, al enfrentarse con la verdad de Cristo, sienten ese llamado interior… pero no siempre se atreven a responder. Aun así, Jesús sigue siendo una presencia que no se puede ignorar.

Miercoles, 24 Septiembre

En Lucas 9, 1-6, Jesús reúne a sus discípulos, les da poder y autoridad, y los envía a predicar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos. Es una escena poderosa: hombres comunes, con errores y temores, reciben la misión más grande del universo. No van con riquezas, ni discursos preparados, ni seguridades humanas. Van con lo esencial: la confianza en el poder de Dios y la certeza de que no están solos. Este envío no es solo una historia antigua, es una llamada viva que nos recuerda que Dios cree en nosotros y nos quiere instrumentos de su amor, aún con nuestras fragilidades.

Martes, 23 Septiembre

San Pío de Pietrelcina, también conocido como Padre Pío, fue un fraile capuchino italiano que dedicó su vida a la oración, la confesión y el sacrificio. Desde joven experimentó visiones celestiales y fue bendecido con los estigmas de Cristo, signos visibles de la pasión de Jesús que llevó en su cuerpo durante más de cincuenta años. A pesar del dolor físico y la incomprensión que sufrió, su vida fue un testimonio de entrega total a Dios. Pasaba horas en el confesionario, guiando almas con sabiduría y ternura, y fue protagonista de numerosos milagros que no buscaba, pero que ocurrían como frutos de su fe profunda y su amor por los demás.

Lunes, 22 Septiembre

En Lucas 8, 16-18, Jesús nos recuerda que nadie enciende una lámpara para esconderla debajo de una cama, sino que la coloca en alto para que alumbre a todos. Esta imagen es profundamente poderosa: la luz representa la verdad, el amor y la vida que brotan del Evangelio. Dios ha encendido en cada uno de nosotros una llama —la fe— que no fue dada para ocultarla, sino para iluminar. Jesús nos exhorta a no temer mostrar nuestra fe al mundo, porque todo lo que hoy parece oculto, un día saldrá a la luz. Nuestra vida debe ser un reflejo visible del mensaje de Cristo, sin miedo, sin vergüenza, sin reservas.

Domingo, 21 Septiembre

En Lucas 16, 1-13, Jesús nos presenta la parábola del administrador infiel, una historia que a primera vista desconcierta, pero que encierra una enseñanza profunda: la sabiduría no está solo en los actos grandes, sino en cómo manejamos lo cotidiano. El administrador, al verse en problemas, actúa con astucia para asegurar su futuro. Jesús no aprueba su deshonestidad, pero sí su habilidad para actuar con visión y decisión. La lección aquí no es la trampa, sino la urgencia con la que debemos vivir el Reino de Dios. ¿Estamos siendo sabios y responsables con lo que el Señor ha puesto en nuestras manos? ¿Somos fieles en lo poco, para que se nos confíe lo mucho?

Sabado, 20 Septiembre

En Lucas 8, 4-15, Jesús narra la parábola del sembrador, revelando que la Palabra de Dios es como una semilla que necesita caer en tierra fértil para dar fruto. No todas las semillas dan resultado: unas caen junto al camino, otras sobre piedras, otras entre espinos, y solo algunas en tierra buena. Esta enseñanza no es un juicio, sino una invitación profunda a mirar nuestro corazón: ¿qué tipo de tierra somos? ¿Dejamos que la Palabra entre y transforme, o la dejamos morir por falta de profundidad o por los ruidos del mundo? Jesús no busca multitudes que solo lo escuchen; busca corazones dispuestos a vivir con compromiso, a dejarse trabajar, a dar fruto que permanezca.

Viernes, 19 Septiembre

En Lucas 8, 1-3, encontramos un detalle profundamente revelador: Jesús no camina solo en su misión. Junto a los doce apóstoles, hay mujeres que han sido sanadas y liberadas por Él, y que ahora lo siguen, sirviendo con lo que tienen. María Magdalena, Juana, Susana y muchas otras no solo fueron receptoras del amor de Dios, sino que se convirtieron en testigos activas del Reino. Esta escena rompe esquemas sociales y religiosos de la época, mostrando que el seguimiento de Cristo no está reservado a unos pocos, sino abierto a todos los corazones dispuestos a amar, servir y caminar junto a Él.

Jueves, 18 Septiembre

En Lucas 7, 36-50, se nos presenta una escena profundamente humana y divina: una mujer pecadora entra en casa de un fariseo, se postra a los pies de Jesús, los baña con sus lágrimas y los unge con perfume. Mientras los demás la juzgan por su pasado, Jesús ve su corazón. Él no se escandaliza de su pecado, sino que se conmueve por la profundidad de su amor, nacido del perdón. “Sus muchos pecados le han sido perdonados, porque ha amado mucho.

Miércoles, 17 Septiembre

En las alturas del Monte de la Verna, en el año 1224, San Francisco de Asís se sumergió en una oración ardiente, un clamor del alma que buscaba fundirse con el misterio de Dios. Fue allí, en el silencio roto solo por el viento entre los robles, donde un serafín de seis alas descendió como un fuego vivo, revelando la figura crucificada de Jesús. En un instante de gracia inefable, las llagas del Salvador se grabaron en la carne del humilde fraile: heridas sangrantes en manos y pies, un costado abierto como fuente de misericordia.

Martes, 16 Septiembre

En Lucas 7, 11-17, encontramos una de las escenas más conmovedoras del Evangelio: Jesús se encuentra con una viuda que lleva a enterrar a su único hijo. No fue ella quien buscó a Jesús, fue Jesús quien se acercó a su dolor. “Al verla, el Señor se conmovió profundamente y le dijo: No llores.” Estas palabras revelan un Dios que no es indiferente al sufrimiento humano, un Dios que no espera ser buscado para actuar, sino que toma la iniciativa, se deja afectar por el llanto de los suyos, y actúa con poder para devolver la vida. 

Lunes, 15 Septiembre

En Juan 19, 25-27 se nos muestra una de las escenas más conmovedoras de todo el Evangelio: María, la madre de Jesús, permaneciendo firme al pie de la cruz, en medio del dolor más profundo. Mientras muchos habían huido por miedo, ella se quedó. Su presencia silenciosa, fuerte y llena de fe, revela un amor que no se rinde, un amor que no necesita palabras, un amor que acompaña hasta el final. Y en ese momento, Jesús, en su agonía, nos regala un acto de ternura inmensa: entrega a María como madre de todos.

Domingo, 14 Septiembre

En Juan 3, 13-17 encontramos una de las verdades más profundas y conmovedoras del Evangelio: Dios no se quedó lejos, sino que descendió. Jesús, el Hijo del Hombre, vino desde el cielo no para condenar al mundo, sino para salvarlo. Y lo hizo por amor. No un amor superficial, pasajero o condicionado, sino un amor eterno, radical, capaz de abrazar la humanidad entera, aun en su pecado. La cruz no fue un acto de castigo, sino un acto de redención. 

Sábado, 13 Septiembre

Jesús enseña que un árbol se conoce por su fruto, y una persona buena produce bien desde su corazón, mientras la mala produce mal. Critica llamar “Señor” sin obedecer, comparando al que escucha y actúa con un constructor sobre roca firme, resistente a inundaciones, y al que no actúa con uno sobre arena que colapsa. El sentido es que las acciones revelan el interior, y la obediencia a la palabra de Dios asegura estabilidad ante las pruebas.

Viernes, 12 Septiembre

Mediante parábolas, Jesús advierte que un ciego no puede guiar a otro, que el discípulo no supera al maestro, y critica la hipocresía de ver la paja en el ojo ajeno ignorando la viga en el propio. Exhorta a remover primero la viga personal para ayudar al hermano.

Jueves, 11 Septiembre

Jesús instruye a sus discípulos a amar a los enemigos, hacer el bien a quienes los odian, bendecir a los que maldicen y orar por los maltratadores, ofreciendo la otra mejilla y dando sin esperar devolución.

Miércoles, 10 Septiembre

Jesús pronuncia las bienaventuranzas y las lamentaciones ante sus discípulos, bendiciendo a los pobres, hambrientos, llorosos y perseguidos por su causa, prometiéndoles el Reino de Dios, satisfacción y recompensa celestial. En contraste, advierte con “ay” a los ricos, saciados, alegres y bien vistos, comparándolos con los falsos profetas.

Martes, 09 Septiembre

Este pasaje describe cómo Jesús pasa la noche en oración antes de elegir a los Doce Apóstoles de entre sus discípulos, nombrándolos específicamente, incluyendo a Pedro, Andrés y Judas Iscariote, quien luego lo traicionaría. Luego, desciende a un lugar llano donde una multitud de Judea, Jerusalén y regiones costeras acude a él para oírlo y ser curada de enfermedades y espíritus impuros.

Lunes, 08 Septiembre

El Evangelio de Mateo comienza con una genealogía que, más allá de ser una lista de nombres, es la historia viva de un Dios que se involucra en lo humano. Desde Abraham hasta José, Dios ha ido tejiendo una historia de amor, promesas y esperanza, que culmina en el nacimiento de Jesús, el Mesías. No es casual que se diga que su nombre será Emanuel, que significa “Dios con nosotros”, porque ese es el corazón del Evangelio: un Dios que no se queda lejos, sino que se hace carne, se hace niño, se hace uno con su pueblo. 

Domingo, 07 Septiembre

En Lucas 14, 25-33, Jesús nos presenta una enseñanza que sacude el alma: para ser verdaderamente sus discípulos, debemos estar dispuestos a renunciar a todo, incluso a nuestros afectos más cercanos y posesiones materiales. No se trata de odiar literalmente a nuestra familia o a nosotros mismos, sino de ordenar el amor: poner a Dios por encima de todo. Jesús no busca seguidores a medias, sino corazones decididos, dispuestos a cargar su cruz cada día con firmeza, entrega y confianza. 

Sábado, 06 Septiembre

En Lucas 6, 1-5 vemos a Jesús siendo cuestionado por permitir que sus discípulos arranquen espigas en sábado para saciar su hambre. A los ojos de los fariseos, esto rompía la Ley. Pero Jesús, con una firmeza amorosa, responde que “el Hijo del Hombre es Señor del sábado”. Con esta frase, Él no solo reivindica su autoridad divina, sino que también nos muestra que la ley no debe esclavizar al ser humano, sino estar al servicio de la vida y la compasión.

Viernes, 05 Septiembre

En Lucas 5, 33-39, Jesús es cuestionado por no seguir las costumbres religiosas tradicionales, como el ayuno, y responde con imágenes poderosas: no se pone vino nuevo en odres viejos. Con esto, nos muestra que su presencia no es una simple reforma de lo antiguo, sino una novedad total que necesita corazones dispuestos a renovarse. Jesús no vino a remendar lo viejo, sino a ofrecer vida nueva. Él rompe esquemas, desafía rutinas vacías y nos invita a dejarnos transformar desde lo más profundo. 

Jueves, 04 Septiembre

En Lucas 5, 1-11 vemos cómo Jesús irrumpe en la rutina diaria de unos pescadores comunes y transforma por completo sus vidas. Aquel acto de obediencia, se convirtió en el canal para un milagro abundante. No solo pescaron una gran cantidad de peces, sino que se encontraron con su verdadera vocación. 

Miércoles, 03 Septiembre

En Lucas 4, 38-44 contemplamos a Jesús acercándose a los enfermos no con indiferencia, sino con compasión y poder. Vemos cómo toca la mano de la suegra de Simón y la fiebre la deja de inmediato. No solo sana el cuerpo, sino que restaura la dignidad y la capacidad de servir. Esta escena nos revela un Jesús cercano, que entra en nuestras casas, en nuestras rutinas, en nuestras dolencias, y nos levanta. 

Martes, 02 Septiembre

En Lucas 4, 31-37, vemos a Jesús enfrentarse al mal con autoridad, no con violencia, sino con la fuerza de su Palabra. En la sinagoga, ante un hombre poseído, Jesús no grita ni se impone con gestos dramáticos; simplemente habla, y su palabra tiene el poder de liberar. Este pasaje nos revela que la autoridad de Jesús no proviene de títulos ni cargos, sino de la verdad que habita en Él.

Lunes, 01 Septiembre

En Lucas 4, 16-30, Jesús regresa a su tierra y lee en la sinagoga un pasaje del profeta Isaías que habla de liberación, sanación y esperanza. Al principio, todos lo admiran, pero cuando Él revela que ese mensaje también está destinado a los marginados y extranjeros, la admiración se transforma en rechazo. 

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